sábado, 7 de noviembre de 2015

Con los labios amarrados

Con los labios amarrados beso tus piernas y entiendo lo que antes sólo suponía. Sobre la piel que cubre el arduo andar de los días hay un doblez que parece una cicatriz. Es un borde de rugosa suavidad, una tenue zona de un volcán docilizado, apenas la mínima evidencia de un beso fugitivo. Se encuentra en la parte baja de la esquina opuesta que mira de frente la nitidez de tu alma. Se encuentra en la espesura del sentimiento, en la llanura de la idea, en la selva misma de la imaginación.

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